Sobre genios solos y acompañados

29/01/2015

BIRDMAN (O LA INESPERADA VIRTUD DE LA IGNORANCIA)

 

NO LLORES, VUELA
El regreso de la directora peruana Claudia Llosa, protagonizado por una contenida Jennifer Connelly, se inicia con escenas que nos hacen pensar en realismo mágico: colas de personas de expresión triste en un paisaje nevado aparentemente en medio de la nada que esperan que, por puro azar, les llegue su turno para ser atendidas por un sanador que atiende bajo una enorme estructura de ramas.

Allí comienza el viaje espiritual de la madre en busca de un milagro que interpreta Jennifer Connelly, un viaje forjado a partir de tristezas: la muerte de su hijo pequeño enfermo y su alejamiento del mayor. Frío es el paisaje que constantemente los rodea, y frías sus relaciones, hasta un encuentro final entre ambos que subraya sus diferencias y también la fuerza de su conexión.

Más allá de relaciones familiares, la película apunta a la necesidad de la esperanza (en este caso en forma de creencia en el don sanador de algunas personas) y de una confianza en el futuro tan o más vital en algunos casos que la necesidad de certezas; Llosa alude seguramente a que inevitablemente siempre será más lo que no comprendamos que lo que podamos entender y al sosiego que ofrece aceptarlo.

Cada personaje de No llores, vuela es inevitablemente complejo, se busca constantemente a sí mismo, y las relaciones entre ellos no son manidas: abundan sentimientos intensos, quizá subrayados con cierto exceso, y metáforas (prestad atención a los halcones). No hay espacio para la superficialidad.

 

 

THE IMITATION GAME (DESCIFRANDO ENIGMA)
La película que le ha valido a Benedict Cumberbatch una nominación al Óscar al Mejor Actor Principal rinde homenaje a uno de esos genios difíciles injustamente olvidados cuyo carácter “diferente” les empuja a lograr lo que nadie podría. En su mejor papel hasta ahora, el actor interpreta a Alain Turing, matemático que colaboró decisivamente en el desciframiento de los mensajes en clave nazis durante la II Guerra Mundial, consiguiendo así, según afirma la película, adelantar unos dos años el fin del conflicto. Pese a ello, murió prácticamente olvidado y obligado a hormonarse para”remediar” su homosexualidad.

Cumberbatch encarna en un trabajo impecable su apasionamiento a la hora de descifrar Enigma, sus inseguridades y torpezas a la hora de relacionarse, su soledad, que es constante y dolorosa y llega a resultar palpable para el espectador, y el hundimiento que padeció en los momentos finales antes de su suicidio.

Además del interés de la historia, en la medida en que para muchos desvela secretos de la inteligencia británica no revelados hasta épocas recientes y recupera a un personaje controvertido y decisivo, tan insoportable para quienes lo rodearon como necesario para la sociedad, Cumberbatch, y también su compañera de padeceres Keira Knightley, son lo mejor de la película.

 

BIRDMAN (O LA INESPERADA VIRTUD DE LA IGNORANCIA)
Iñárritu nos lleva a las bambalinas de una función teatral de absolutas estrellas tratando de sacar adelante, por encima de sus egos, adicciones, soledades…la función de De qué hablamos cuando hablamos de amor de Raymond Carver.

Michael Keaton se autoparodia con maestría, desvelando sus miserias cual Gloria Swanson desde un humor a la vez oscuro y cercano, mientras un coro en el que todos brillan, pero sobresalen Naomi Watts, Emma Stone y Edward Notton, revelan el lado cotidiano y complicado de Brooklyn, de Hollywood, y del espectáculo en general.

Birdman es una cura contra la idolatría y un homenaje al talento que no siempre tiene oportunidad de mostrarse y a la capacidad de sobreponernos a las voces negativas que llevamos dentro, “esa vocecita que te critica, te ensalza y te engaña todo el tiempo”, dice Keaton.

Supone una vuelta de tuerca de La noche americana de Truffaut, pero restándole, un ápice sólo, de inocencia y en ese ápice está la originalidad de la obra de Iñárritu que, pensamos, es mucha.

 

LA TEORÍA DEL TODO
A Hawking le ha gustado, y según dicen también emocionado, la película de James Marsh centrada en su personalidad compleja y sobre todo en la etapa de su primer matrimonio. Además de en los libros del científico, el filme se inspira, con la fidelidad posible y una cautela respetuosa, en los diarios de Jane Wilde.

Es elegante, respetuoso, correcto incluso a la hora de abordar los entresijos difíciles de la pareja. Jane es, tanto o más que Stephen, la clave de La teoría del todo, por su abnegación y sus recursos para sobrellevar el dolor.

La película habla de una esperanza sin límites, de prejuicios desbaratados y de la posibilidad de ser libre, y también atractivo, atado a una silla de ruedas. También de la fuerza de una vocación: Hawking quiso estudiar con pasión el tiempo, con el que él no podía contar, y expandió su mente mientras su cuerpo se atrofiaba.

 

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