Las caras de Neruda

24/09/2016

Neruda. Pablo Larraín

Neruda, el regreso de Pablo Larraín a las salas tras El club, no es un biopic al uso, sino un viaje muy personal a los últimos tiempos de Neruda que muestra enlazadas su faceta como poeta, más que reverenciado, idealizado por su entorno y por la gente de a pie, y su faceta como político, como senador comunista durante el gobierno de González Videla (magníficamente interpretado por el inquietante Alfredo Castro).

De hecho, el filme se centra en su persecución y exilio y quien ejerce de narrador es el concienzudo policía que va tras él (Gael García Bernal), cuyo personaje, por pretensión propia, adquiere en la película un enorme y muy buscado protagonismo hasta configurarse, casi por contagio, como una creación del poeta que alcanza relevancia precisamente por perseguirlo a él: Neruda constituye, en el fondo, una suerte de diálogo sin palabras entre el poeta –al que da vida Luis Gnecco- y su perseguidor, dos caracteres opuestos que, sin llegar a encontrarse vivos a lo largo del filme, se desafían y se respetan. Por tanto no encontramos una reconstrucción, más o menos fiable, del último periodo de vida de Neruda sino un ejercicio experimental, entre lo cinematográfico y lo literario, que pone sobre la mesa dos formas de vida y de entender el mundo: la bohemia, libre, sensible y también caprichosa y cómoda de uno, y la meticulosa, ordenada y esforzada, en parte más ordinaria, del otro.

Aunando las dos visiones, eso sí, Larraín despliega también un retrato del poeta en el que tienen cabida el despliegue de su talento, su compromiso y su carácter libre, y también la vacuidad que lo rodeaba, su amor hacía sí mismo y hacia el placer y lo material. Larraín es audaz al plantear todas esas caras: plasma su emoción sincera cuando una muchacha pobre le pide en la calle y él le entrega su chaqueta al tiempo que no ahorra al policía tiros verbales como el de que los comunistas detestan trabajar. Prefieren quemar iglesias, dicen que les hace sentirse más vivos. En realidad el discurso de Bernal, más que narrativo, es pura literatura de principio a fin.

En lo formal, Neruda es también un ejercicio de estilo, de fotografía muy cuidada, sobre todo en las secuencias nocturnas y las que se desarrollan entre la nieve. Su banda sonora, con clásicos reconocibles, envuelve al espectador casi en todo momento.

Neruda. Pablo Larraín

2 respuestas a “Las caras de Neruda”

  1. Mariu Moreno

    ¿Y dónde se puede ver esta maravilla?

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Comentarios