Gente perdida y gente con rumbo

26/03/2015

Selma

MAPS TO THE STARS

La última de David Cronenberg es negra y despiadada, tanto como para que antes de su primera mitad abandonasen sus butacas cuatro personas en la sesión a la que acudimos. Este cineasta canadiense dice sentirse muy lejos de Hollywood, y se nota: aunque echa la culpa al guionista (Bruce Wagner, que ha escrito largo y tendido sobre las mentes de las Gloria Swanson y los George Valentin de hoy), en Maps to the Stars ha creado un retrato sin concesiones, cercano al esperpento, de las estrellas cinematográficas de hoy y de quienes tratan de alcanzarlas: egos desmesurados, locura, drogas, relaciones familiares enfermas, infancias echadas al sumidero y envidias llevadas en la sangre que dan de comer a un terapeuta muy necesitado de otro terapeuta.

Son estrellas y no habituales secundarios (Julianne Moore, Robert Pattinson, John Cusack o Carrie Fisher), las que aceptaron el reto de reírse de sí mismas y de poner cara, demacrada y tan humana como monstruosa, al peor Hollywood, y a la peor vertiente de los negocios donde se mezclan fama y excelencia en general.

Si hay o no exageración es difícil calibrarlo, pero en cualquier caso Maps to the Stars no sacrifica nunca las esencias del cine de Cronenberg, oscuro, retorcido, luminoso al mostrar las oscuridades de la mente; en este caso, las pesadillas ocultas entre las paredes de mansiones soñadas.

Aunque Moore demuestra su valentía en el papel de actriz madura en busca de trabajo que no ha superado el éxito materno, quizá el personaje más descarnado de la película sea el del pequeño Evan Bierd, narciso actor de trece años sumido en la arrogancia y en una familia incestuosa. Mención aparte merece el reflejo del frívolo culto al cuerpo y a la juventud imperante en toda la película, malsana y redonda.

 

CALVARY

Se ha calificado a esta peli muy irlandesa en fondo y forma, dirigida por John Michael McDonagh, como comedia o comedia negra, pero la etiqueta se nos queda muy corta: hay muchos momentos que invitan a la risa pero un fondo tremendamente amargo la impide gracias al impactante inicio (la confesión de un feligrés a un sacerdote de que lo asesinará en una semana en venganza por los abusos sexuales que padeció de niño a manos de un cura ya fallecido) y a la enorme vaciedad moral de sus parroquianos, a los que este párroco rural, que se nos desvela como un santo, un hombre bueno, a medida que avanza el filme, trata de ayudar.

Si al pensar en Irlanda se nos vienen a la mente drama y humor, tradición y travesura, y un paisaje esplendoroso que colma los sentidos, la película respeta las convenciones, pero nos deja congelados, en el buen sentido, en torno a la frialdad, los malos modos y la falta de empatía y de rumbo que mueve las vidas de los vecinos. Fijaos en la actitud ante la obra de arte del millonario sin escrúpulos y del niño monaguillo, ¿vendrá la salvación por esa vía?

Tan llamativa como esta historia, sin más tópicos que los asociados a Irlanda y a unos personajes un tanto esquemáticos, es la interpretación del sacerdote desventurado que no delata a su futuro asesino pese a la amenaza: Brendan Gleeson. Impactante.

 

SELMA

Parece difícil de creer, pero nunca hasta ahora se había rodado una película íntegramente dedicada a la figura de Martin Luther King, fundamentalmente por cuestiones de derechos y de falta de acuerdo entre sus herederos. Pero el momento llegó, y el filme se ha estrenado en España coincidiendo con el 50º aniversario de la Marcha de Selma a Montgomery y el Domingo Sangriento, reflejados en Selma, y con los altercados de Ferguson.

Selma emociona, conmueve, y nos devuelve a la terrible discriminación que los negros padecieron en una sociedad teóricamente avanzada hace, como quien dice, dos días. Es cierto que, en cuanto a planteamientos cinematográficos, no es una obra avanzada y que, para todo conocedor de la historia, puede resultar previsible, pero el propósito de su directora, Ava DuVernay, no era seguramente innovar sino dar con un filme necesario, didáctico, convincente, que otorgara su lugar al personaje de King y que nos recordara, a todos, por aquello de que la memoria es corta y la historia un bucle, la lucha de la comunidad negra por sus derechos civiles.

No se entiende muy bien por qué Selma quedó fuera de las quinielas a los Óscars; sólo tuvo dos nominaciones y se llevó la inevitable, a mejor canción por Glory (ved su interpretación en la gala en el video y quedaos con la piel de gallina). Quedaos también con el nombre de David Oyelowo, muy creíble como un Luther King complejo, marido devoto pero no entregado, orador genial y estratega inteligente. Quizá, para ponerla en los colegios.

 

 

LEVIATÁN

En algún que otro cine en V.O aún podréis encontrar esta joyita del cine ruso actual a cargo del director Andrei Zvyagintsev que ha levantado polémicas e iras en su país, sobre el papel por sus palabrotas, y por encima de él, por su amarga crítica a la mafia política que hace la vida imposible al ciudadano indefenso.

A Zvyagintsev lo recordaréis muchos por Elena, otra película sumida en el frío, exterior y emocional, sobre la familia, la muerte y el dinero, desacogedora pero más crítica con nuestra naturaleza interna que con el poder. En Leviatán se giran las tornas, en parte: tanto la vida del protagonista, Nikolai, como su relación de pareja, su vínculo con su hijo y sus pertenecías penden siempre de un hilo, un hilo algo kafkiano. Engañado en todos los frentes, se ve superado por la misma vida y por poderosos piadosos en imagen y despiadados en sus actos.

Los ritmos de Zvyagintsev remiten a Tarkovski, pero el cine del primero nos resulta menos místico y más pegado a la tierra, a arenas movedizas que sólo parecen dejar dos caminos: la paciencia sin fin ante una mala fortuna constante o la muerte.

 

 

Pronto os hablamos de The Most Violent Year, La Fiesta de Despedida, Puro Vicio o el documental sobre la National Gallery.

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