Como Francisco Toledo ve

La Casa de México lo homenajea en una doble muestra

Madrid,

Puede que muchos recordéis la muestra que, en el año 2000, el Museo Reina Sofía dedicó a Francisco Toledo, entonces uno de los artistas vivos fundamentales de México. Era autor de pinturas que se basan en la tradición zapoteca y también en el legado de Rufino Tamayo, a quien conoció en los setenta en París, ciudad donde también estableció contacto con Octavio Paz y se introdujo en la obra de Klee, Dubuffet o Tàpies (en aquella misma década, por cierto, residió también en Barcelona, donde trabajó para la editorial Polígrafa).

En Madrid pudieron verse entonces sus trabajos, en diversas técnicas (pinturas, esculturas, grabados), inspirados en la fusión entre sujeto y la naturaleza, en el aire, la tierra, los insectos, los mapas o la historia. También en los desvaríos, la vanidad y el sufrimiento humanos. A finales de los sesenta cultivó la fantasía y los colores vibrantes para iniciar después un ciclo de grandes pinturas sobre la tierra y el agua, lienzos en los que incorporó componentes orgánicos como conchas, cáscaras de huevos o de pistacho, unos materiales que, en cualquier caso, prueban su afán por trabajar en y desde el suelo, partiendo de lo local y lo básico. Por esa razón lo escatológico y lo sexual también cuentan con un elevado protagonismo en su producción.

Francisco Toledo. Autorretrato, 2017
Francisco Toledo. Autorretrato, 2017

Artista solitario y poco dado a la autodivulgación, defensor del indigenismo y el medio ambiente, regresa ahora a la capital con una doble propuesta en la Casa de México, en Alberto Aguilera. Por un lado, “Francisco Toledo. El color como forma” reúne una quincena de pinturas, la mayoría de etapa temprana, y un tapiz datado en 1975. Entre esas pinturas, basadas en el empleo de amplias zonas de color, destacan tres autorretratos realizados en distintas técnicas y formatos -ese fue uno de sus géneros habituales- y cinco datadas en los 90 y los 2000.

La muestra se ha organizado en colaboración con Víctor Acuña y Armando Colina, fundadores de la Galería Arvil, una sala que surgió en 1969 como librería especializada en arte y música culta, y que también cuenta con un espacio de galería y sala de proyectos artísticos. En 2009 ambos fueron reconocidos por el Gobierno de México con la Medalla de Bellas Artes por sus aportaciones al desarrollo del arte y la cultura de México.

Francisco Toledo. El pantalón azul, 1973
Francisco Toledo. El pantalón azul, 1973

Por otro lado, la Casa acoge “Toledo Ve”, una exhibición comisariada por el propio autor (antes de su fallecimiento en 2019, pues ya se presentó en Ciudad de México) en la que da cuenta de su exploración del diseño en su país: se han reunido seiscientos objetos en los que se difuminan las fronteras entre arte y artesanía con el ámbito cotidiano como escenario. Encontraremos piezas utilitarias y ornamentales que, en algún caso, hacen referencia a experiencias personales del artista y también intervenciones espaciales que remiten a acontecimientos históricos y sociales mexicanos.

Toledo ha explicado en ocasiones que aprendió de diseño en sus visitas al mercado de Oaxaca, pero también de su familia: sus abuelos cosían zapatos o empleaban balanzas romanas para pesar carne. En 2019 dijo que aquellas fueron sus primeras lecciones de estética: Eran objetos que me llamaban la atención, así como la caja donde la abuela guardaba el dinero cuando estaba en el mercado vendiendo; a ella se le llenaban las manos de grasa, entonces, cuando cobraba, se limpiaba en su caja. Esa caja estaba tan impregnada de grasa que tenía un brillo muy especial, me llamaba la atención el acabado, que era una maravilla.

El montaje de “Toledo Ve” invita al espectador a contemplar en detalle cada pieza, identificando sus materiales y técnicas, con el fin de que su mirada se acerque a la del mismo Toledo; contemplaremos dibujos y grabados, piezas de elaboración comunitaria y objetos de piel, plata, textiles, vidrio o fibras naturales trabajados desde el respeto a la naturaleza.

Vista de la exposición "Toledo Ve". Casa de México en España
Vista de la exposición “Toledo Ve”. Casa de México en España

Recordaba Toledo en esta exhibición que participó en diversos proyectos colaborativos destinados a varios sectores sociales: propuestas infantiles (cuentos, portadas de libros, discos y materiales didácticos), joyería inspirada en la fauna local, talleres artesanales de tapices y azulejos… Algunas obras aluden también a la defensa del maíz nativo. Según Ximena Caraza, directora de la Casa de México, en cualquier soporte, temática o escala, la obra de Francisco Toledo se caracteriza por ser propositiva, original y comprometida con su entorno natural, social y político. Esto lo convierte en un artista único e imposible de clasificar dentro de un estilo o movimiento. En México el maestro Toledo es un referente moral y cultural: su distintivo lenguaje plástico estuvo siempre acompañado de una ardua labor en favor de la justicia social, el respeto al campo y a la ecología, así como la preservación del patrimonio cultural de los pueblos originarios de su natal Oaxaca y del país en general.

Ambas exposiciones se completan con numerosas actividades: visitas guiadas, talleres sobre la técnica del afelpado y de creación de papalotes (cometas), cuentacuentos inspirados en mitos y leyendas oaxaqueñas, proyecciones documentales y conferencias a cargo de especialistas. Serán tanto presenciales como digitales.

Vista de la exposición "Toledo Ve". Casa de México en España
Vista de la exposición “Toledo Ve”. Casa de México en España
Vista de la exposición "Toledo Ve". Casa de México en España
Vista de la exposición “Toledo Ve”. Casa de México en España

 

 

Francisco Toledo. “El color como forma”

“Toledo Ve”

CASA DE MÉXICO EN ESPAÑA

c/ Alberto Aguilera, 20

Madrid

Del 29 de abril al 19 de septiembre de 2021

 

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