Fichados

Natalia Domínguez

Natalia DomínguezNOMBRE: Natalia

APELLIDOS: Domínguez

LUGAR DE NACIMIENTO: Jerez de la Frontera

FECHA DE NACIMIENTO: 1990

PROFESIÓN: Artista

 

 

Hasta hace muy poquito hemos podido ver, en la Sala PTS de la Universidad de Granada, “Greetings to the audience”, un proyecto en el que entablaba paralelismos entre las investigaciones de los enigmas del sistema solar desarrolladas por la NASA y las estrategias artísticas para adentrarnos en el conocimiento del arte contemporáneo y conectar con su público, involucrando al espectador en el desarrollo de su trabajo; y también recordamos “Confesiones”, la individual que hace cuatro años presentó en la Fundación Chirivella Soriano, formada por una pieza de pared elaborada con sencillos materiales de su estudio, que pasaron de no contar con función específica a componer una instalación, y por un mural compuesto por cien hojas verdes y conectado con la obra anterior: Esto es lo que hago cuando no sé lo que estoy haciendo, otro ejemplo de su atención a lo cotidiano y de su gusto por la ironía y las contradicciones que el arte implica desde Duchamp.

Hoy fichamos a Natalia Domínguez, una artista que, como veis, aborda en su producción la relación del artista y del espectador con la obra de arte buscando y aprovechando las posibilidades de lo casual y lo anárquico, de las casualidades o de los supuestos errores, trayendo a nuestra mirada lo inacabado, lo inútil o abandonado para sugerir ausencias y reescribir entornos comunes desde un discurso que nunca es solemne, y niega la solemnidad, pero sí es complejo. Al hilo de este asunto, y en relación con la desmitificación de la figura del artista y de su genialidad, os sugerimos leer el texto que escribió para el Journal of Arts and Visual Culture.

Natalia Domínguez. Greetings to the audience
Natalia Domínguez. Greetings to the audience, 2018.

Licenciada en Bellas Artes por la Universidad de Granada y Máster en Producción Artística por la Politécnica de Valencia, Natalia ha participado también, desde 2012, en colectivas en espacios como la Fundación Cruzcampo granadina, la Sala Condes de Gabia, el CAC malagueño, Matadero Madrid, la Galería Mr. Pink de Valencia, BilbaoArte o la Fundación Cajasol de Cádiz. Fue una de las ganadoras del XIV Certamen Internacional de Artes Plásticas del CEC, finalista en el XII Certamen Internacional de Artes Plásticas de la Diputación de Orense y en MálagaCrea (en 2014 y 2017); en 2014 participó en el programa de residencias EL RANCHITO y, el año pasado, en BilbaoArte AIR program, el programa INICIARTE y la convocatoria A secas. Artistas Andaluces de ahora.

Hemos preguntado a la artista por sus inicios y nos cuenta que comenzó a crear porque nunca pensó en dedicarse a otra labor, aunque, si hay que elegir momentos concretos, su paso por dos residencias fue fundamental: Intuyo que la decisión de trabajar como artista se compone de un cúmulo de razones, detalles y experiencias que van marcando nuestro camino y van dando sentido a nuestras decisiones. Desde que tengo uso de razón he querido ser artista. No recuerdo ninguna otra vocación. Por supuesto, mi forma de concebir qué es ser artista, qué significa el arte y cómo llegar a ello ha pasado desde una perspectiva naif a otra más realista pero, de algún modo, siempre he tenido claro el fin en el que centrar mis esfuerzos. Aun así, recuerdo dos momentos especialmente intensos que puede que hayan ayudado a llevarme hasta el momento en el que me encuentro.

El primero tuvo lugar durante el verano de 2012, mientras disfrutaba de mi primera residencia artística: alRaso. Se trata de una residencia de origen precario anclada en el Valle de Lecrín (Granada) y organizada por Víctor Borrego (profesor de la Universidad de Bellas Artes de Granada), que, aunque quizás no engrose tu currículum, sin duda ofrece una experiencia vital integral. Sigo recordando con cariño los compañeros que allí encontré, las conversaciones, las películas nocturnas, la idea del debate como proceso y la presencia de Víctor, gracias al cual la residencia mantiene esa esencia que trasciende. Sin duda, aquellas conversaciones me han ayudado a construirme como persona.

Durante 2014 participé en mi segunda residencia artística, en este caso amparada por el programa EL RANCHITO, organizado por Matadero Madrid. Pasé dos meses en São Paulo, y la experiencia fue tan intensa, tan sobrecogedora, que aún a día de hoy sigo descubriendo detalles, influencias y referencias de aquella experiencia en mi obra. Fue, por decirlo de algún modo, el momento en el que decidí profesionalizarme como artista.

Hablando de la residencia alRaso se refería Natalia a la importancia del debate en el proceso artístico, tanta que a veces ese diálogo constituye, en sí mismo, el propio proceso, y precisamente ese es uno de los intereses sobre los que más viene trabajando. Otros son las funciones posibles de la obra de arte, nuestra forma de relacionarnos con los espacios o con la información y los soportes que empleamos a la hora de explicarnos: Para mí, hacer arte es hablar de arte: discutirlo, plantearlo, reformarlo y cuestionarlo. Lo concibo como herramienta para el conocimiento y entendimiento de nuestras preocupaciones y nuestra manera de entender el mundo.

Cada proyecto en el que me embarco es, por tanto, una preocupación, un statement; el intento de resolver un problema. Problemas que normalmente surgen de mi interés por lo narrativo y lo discursivo, los dispositivos de comunicación de masas como reclamo informativo y las referencias al libro como registros del conocimiento; el fracaso, la utilidad del objeto artístico o la necesidad de leer e interactuar con el espacio físico: el urbano y el galerístico.

Natalia Domínguez. Greetings to the audience
Natalia Domínguez. Greetings to the audience, 2018

Entre sus referencias, cita Natalia a Duchamp y quienes bebieron de él, a artistas conceptuales, pero explica también que la cultura popular y lo cotidiano, y los proyectos temporales o anónimos, ganan progresivamente peso en su obra: Cada vez tengo más influencias de la cultura popular. Mi fascinación por los dispositivos de comunicación de masas me ha hecho prestar especial atención al diseño publicitario, el diseño de producto e incluso la arquitectura efímera. Pero en este caso, no quiero preocuparme por autorías. Entiendo que si un producto se hace para un consumo masivo, es más importante que el público lo acepte a que una firma lo autorice como válido.

Por otro lado, no puedo evitar venir de donde vengo, y mi trabajo es un remix de influencias que van desde Marcel Duchamp, Marcel Broodthaers o Joseph Kosuth; las instalaciones y esculturas de Matt Mullican y Franz West, la estética del slogan de Henrik Plenge Jakobsen, los textos de luz de Warren Neidich y Tracey Emin… hasta el humor crítico de Francis Alys, Martí Anson, John Baldessari, Maurizio Cattelan y Martin Kippenberger.

Por otro lado, me fascinan especialmente los proyectos expositivos “Museum for a small city” (Richard Venlet. SMAK, 2014), “Other primary structures” (Jens Hoffmann. Jewish Museum, 2014) y “The Playground Project” (Gabriela Burkhalter. Kunsthalle Zürich, 2016).

En cuanto a artistas con los que podría llegar a tomarme una cerveza, aprecio mucho el trabajo (y no solo el trabajo, sino la actitud creativa) de Fermín Jiménez Landa, Cristina Garrido (que pasó por esta sección), Karlos Gil, Anna Moreno o la pareja creativa Aggtelek.

Como anticipábamos hablando de sus dos individuales presentadas hasta ahora, la instalación y la escultura son los medios en los que más ha trabajado, aunque no excluye el uso de otros cuando son más adecuados para expresar sus ideas; ideas que son la verdadera materia prima de sus proyectos, dado que tiene clara su vocación conceptual: Cada vez más trabajo en el formato escultórico e instalativo, aunque, si el proyecto lo requiere, recurro a la bidimensionalidad de la pintura. Siempre me he considerado artista conceptual y, para mí, la reflexión tras el objeto artístico es igual o más importante que la apariencia de éste. Por consecuente, hubo un momento en el que me declaré más fiel a la idea que a la forma y entendí que cada material es una herramienta que me ayuda a fortalecer los conceptos de los que me interesa hablar.

Desde hace unos años, me he venido preocupado por las relaciones que se establecen entre obra y espectador en el espacio expositivo; es decir, qué códigos se pueden desarrollar para generar comunicación. De esa preocupación surge mi interés por la estética de lo publicitario: la inmediatez en la transmisión y la generación de deseos que produce me parecen superpoderosos. Por otro lado, el análisis de los códigos de comunicación me ha llevado a preocuparme por el análisis del símbolo. Cuando trabajo con texto o semiótica, todo elemento es un contenedor de significado. Con los materiales, trabajo del mismo modo. Sin ir más lejos, en la última exposición que he realizado con motivo del proyecto Greetings to the audience, He trabajado el muralismo, la instalación, el diseño de producto, la escultura, el sonido y el texto indiscriminadamente.

Natalia Domínguez. Greetings to the audience
Natalia Domínguez. Greetings to the audience, 2018

Entre los principales trabajos que hasta ahora ha desarrollado, Natalia cita primero ese “Greetings to the audience” que hasta el 16 de marzo pudimos ver en Granada, y en el que empleó objetos utilizados en dos misiones espaciales para referirse a nuestro afán de comunicarnos con el exterior y a la creación e idealización de los mundos desconocidos, que a lo mejor no están tan lejos: Ha sido un proyecto realizado gracias a mi periodo de residencia en la Fundación BilbaoArte y a la beca INICIARTE, que me han permitido centrarme durante un año en la creación en general y en el desarrollo de este conjunto de obra en particular.

Se trata de una especie de cápsula de la ficción, en la que las diferentes piezas se componen en el espacio como una suerte de museo retrofuturista. Parte de un evento sucedido durante 1977, cuando la NASA mandó al espacio exterior a bordo de las naves Voyager I y Voyager II The Golden Record, una cápsula temporal en forma de vinilo cuyo fin es informar a unos posibles descubridores extraterrestres sobre nuestra existencia, nuestra apariencia y nuestras costumbres. Entre el archivo audiovisual generado para el golden record, se encuentra Greetings from Earth [Saludos desde la tierra], que recopila saludos y mensajes de bienvenida en 54 idiomas diferentes.

La idea de generar un discurso para un ser desconocido, inexistente e incorpóreo me fascinó. No sabemos si existen otros organismos inteligentes en el universo, pero más allá de esa pregunta, debemos ser conscientes de que ese mensaje se mandó a LA NADA: se trata de un mensaje sin receptor.

 

Natalia Domínguez. Greetings to the audience
Natalia Domínguez. Greetings to the audience, 2018

El romanticismo e inocencia de tal acto me hizo plantearme la siguiente analogía con respecto al espacio expositivo: ¿Y si el espectador que entra en la sala de exposiciones pudiera ser como el extraterrestre que descubre aquel mensaje de bienvenida? ¿Y si las obras dieran la bienvenida al espectador?

La obra tiene que ser descubierta – El espacio expositivo es una cápsula cargada de información. Partiendo de estas premisas, el análisis de nuestra necesidad de expansión y comunicación, el fervor del progreso que experimentó la sociedad de mediados del siglo XX y las paradojas futuro vs. futurismo y ciencia vs. ciencia ficción, generé una serie de objetos y escenarios que pretendían dar la bienvenida al espectador y obsequiarlo con la experiencia de estar y ser, a fin de cuentas, el activador de cada una de las piezas.

Natalia Domínguez. Greetings to the audience, 2018
Natalia Domínguez. Greetings to the audience, 2018

Con aquella propuesta conecta la anterior Correctores, sobre las distancias entre la obra de arte y el objeto de consumo y sobre la inutilidad de aferrarnos a cánones y a maneras de adaptarnos a lo supuestamente correcto: Es una obra que, al igual que el juego de mesa ficticio Black Holes. Travel back to your favourite period in Art History! del proyecto Greetings to the audience, explora los límites entre objeto artístico y producto. Ambos se apropian de una estética comercial en los que, de hecho, sólo los detalles conceptuales han sido modificados. Correctores reproduce estéticamente aquellos dispositivos que, al menos durante la infancia de mi generación, se usaban en la escuela para ayudarte a coger correctamente el lápiz. En mi caso y en el de muchas otras personas este dispositivo no funcionó, convirtiéndose en un objeto de tortura. En este caso he creado una edición de 50 copias (la copia como pérdida aurática de la autoría del creador) especialmente diseñadas para que cojas el lápiz tan mal como yo. Se trata de un producto que te ayuda a hacer mal, algo que en términos de venta y producción es un fracaso. Además, al ofrecerte mi forma de escribir también te estoy dando mi manufactura: la democratización de “la mano del artista” tocada por la divinidad.

Natalia Domínguez. Corrector - Pencil grip
Natalia Domínguez. Corrector – Pencil grip

Uno de sus trabajos más vinculados a la arquitectura es 12 m² de estabilidad: Recuerdo con especial cariño la intervención que realicé durante la XIX Mostra d’art Públic de Valencia gracias a la amable invitación de Alba Braza. El espacio me permitió hacer la obra 12m2 de estabilidad, la ocupación de 12 m² de espacio transitable por 64 puntales de obra que evidenciaban la arquitectura que soportaban, modificada tanto en su estado como en relación con el transeúnte, a la vez que cuestionaban la funcionalidad del propio objeto usado y la obra en sí misma. En la actualidad, estoy trabajando para integrar versiones de esta instalación en diversos espacios y poder hacerla convivir con otras piezas que investigan también la premisa de constructions for destruction o, por decirlo de otro modo, la arquitectura del fracaso.

Natalia Domínguez. 12 m² de estabilidad, 2016
Natalia Domínguez. 12 m² de estabilidad, 2016

 

Natalia Domínguez. 12 m² de estabilidad, 2016
Natalia Domínguez. 12 m² de estabilidad, 2016

También el proyecto que desarrolló durante su participación en EL RANCHITO tenía que ver con ese fracaso y con la filosofía de los violinistas del Titanic: En la instalación que presenté en 2014 como resultado del programa de residencias EL RANCHITO construí una “Escenografía para el éxito contra todo pronóstico”. Creo que se intuye que la idea de fracaso creativo siempre me ha interesado (el fracaso en la comunicación, el fracaso de la idea, de la utilidad del objeto) y en este caso, esta escenografía se planteaba como un momento de abanderamiento (el éxito de la conquista del espacio, en este caso, el territorial) en riesgo de colapso. Se trataba de aparentar que todo iba bien, de intentar ocultar que, tras la pomposidad de la escenografía, todo era apariencia.

Natalia Domínguez. Escenografía para el éxito contra todo pronóstico, 2014
Natalia Domínguez. Escenografía para el éxito contra todo pronóstico, 2014

Sabemos también qué será lo próximo de Natalia: Ahora mismo me encuentro inmersa en tres proyectos expositivos que verán la luz antes de final de temporada. El primero se titula “El espacio que nos separa”, y se trata de una pequeña individual en Espai Pàtara, un espacio autogestionado por una pareja de artistas afincados en Barcelona. El segundo, “Words without thoughts”, verá la luz durante el mes de mayo en la Galería mr. Pink (Valencia), y hay un tercero, en forma de site specific, pensado para la sala de exposiciones de PINEA  – Línea de Costa (Rota, Cádiz), un programa de residencias que invita, además, a artistas de la zona a exponer sus proyectos.

Seguid sus pasos en nataliadominguez.com

 

 

 

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