NOMBRE: Alejandro
APELLIDOS: Guijarro
LUGAR DE NACIMIENTO: Madrid
FECHA DE NACIMIENTO: 1979
PROFESIÓN: Artista
Uno de nuestros primeros hallazgos tras el pasado confinamiento fue el de Alejandro Guijarro, que el último verano compartió espacio en la Galería Álvaro Alcázar de Madrid con Rebeca Plana y nos presentó “36 Views from Within”, piezas en las que el lenguaje de la fotografía confluía con los de la pintura y el grabado a través del empleo de una técnica afín a la de la decalcomanía, ampliamente cultivada por surrealistas como Óscar Domínguez o Max Ernst en su búsqueda del automatismo.
Guijarro buscó llevar aquel procedimiento al terreno de la fotografía sirviéndose de un tipo de película instantánea ya inutilizada y tomando sus químicos de procesado como pigmentos; el resultado eran imágenes en las que era complicado atisbar dónde acababa la realidad y empezaba lo imaginado; decía el artista, al hilo de estos trabajos: Desde mi estudio, documento el mundo con los ojos cerrados. Como el número del título de la muestra nos anticipaba, sus paisajes homenajeaban las vistas del monte Fuji de Hokusai y, conteniendo cierto recorrido geográfico, invitaban al espectador a trazar a partir de ellos viajes propios.
Graduado en el Royal College of Art con un MA en Bellas Artes (vive y trabaja entre Madrid y la capital británica), Guijarro había presentado antes individuales en la Tristan Hoare Gallery de Londres, el Espace Quai 1 de Vevey, en Suiza, en el marco del Festival Images; la Galería Marlborough madrileña y la Galerie Huit de Hong Kong y también ha participado en colectivas en espacios como el Albert van Abbehuis de Eindhoven, las galerías londinenses Saatchi, The Diary, Fumi, Fold, Vitrine, Gulbenkian y Candid Arts Trust; el Artipelag Konsthall (Estocolmo), el Círculo de Bellas Artes, coincidiendo con PHotoESPAÑA; Marcelle Joseph Projects (Ascot), la Galería The Goma madrileña, Le Dictateur (Milán) y Christie’s Paris, además de sumarse a citas como el Noorderlicht Photofestival de Groningen o ITS SIX (International Talent Support), en Trieste.
Sus trabajos han sido seleccionados en certámenes como Prix Pictet (2015), Man Photography Prize (2009) o el Festival International de Mode et de Photographie à Hyères (2011) y han formado parte de publicaciones como The Guardian, el British Journal of Photography, el Wall street Journal, Huffington Post, Artnet, ABC o El Mundo.
Guijarro se suma esta semana a nuestros Fichados porque queremos saber más sobre su exploración de las posibilidades de la fotografía, especialmente en lo que a relaciones espaciales se refiere, sobre la importancia de la paradoja en sus imágenes y sobre las tensiones que en ellas subyacen en relación con lo que vemos y lo que intuimos, lo que se nos desvela y se nos oculta. Al invitarnos a poner en cuestión el resultado de nuestra percepción, hace lo mismo con la noción misma de lo real y de lo que entendemos como cierto, desafiando su supuesta solidez.
Según el esquema que la mayoría conocéis, hemos preguntado a Alejandro por sus comienzos; nos ha contado que no fue la fotografía su primer medio expresivo y que entendió que emprender otros caminos que el creativo no era su opción: Desde pequeño he tenido interés, primero por el dibujo y más tarde por la fotografía. Con el tiempo, he unido estos dos mundos a otros muchos. No sabría decir por qué empecé a trabajar como artista, supongo que poco a poco te das cuenta de que cualquier cosa que no sea tu trabajo es una pérdida de tiempo.
En la exhibición de Álvaro Alcázar de la que comenzábamos hablando podíamos apreciar los que son los asuntos básicos que interesan a Alejandro; tienen que ver con la intersección de disciplinas derivada de la expansión de sus fronteras y con la distancia habida entre los objetos y su plasmación artística, aunque no son estos los únicos temas presentes en su obra: De manera general, mi trabajo se centra en la intersección entre la fotografía y otros medios como el dibujo, la pintura o el grabado. Solo cuando llevas al límite un medio, nuevas conexiones pueden ser posibles.
La preocupación principal de mi obra es el intento de medir el espacio que existe entre el objeto y la representación. A través de diferentes proyectos exploro ideas como el tiempo, la Historia, el archivo o la memoria.
De manera general, mi trabajo se centra en la intersección entre la fotografía y otros medios como el dibujo, la pintura o el grabado. Solo cuando llevas al límite un medio, nuevas conexiones pueden ser posibles.
El conjunto de su producción pivota en torno a la fotografía, pero la aborda desde una perspectiva abierta, enlazando estrechamente sus imágenes con los objetos que le sirven como punto de partida y empleando técnicas variadas: En este intento de medir el espacio entre objeto y representación, todo mi trabajo responde a objetos existentes en el mundo “exterior”. Los formatos responden a los objetos que precedían a las representaciones. Por ejemplo, las imágenes de la serie “Momentum” son exactamente iguales que las pizarras que me encontré en Universidades por todo el mundo. Las imágenes de la serie LEAD tienen el mismo formato que las radiografías de los cuadros que me encontré en los archivos de los museos y así sucesivamente.
La técnica varía dependiendo del trabajo pero siempre alrededor de lo fotográfico; impresiones C-type, tintas pigmentadas o fotograbados suelen ser los sospechosos habituales.
Nos cuenta el artista que sus referentes son cambiantes, pero proceden a menudo de lo pictórico: Mis influencias cambian constantemente dependiendo del proyecto en el que esté trabajando. Lo que sí es cierto es que miro más a pintores que a fotógrafos y creo que eso es evidente en mi trabajo.
A la hora de citar sus principales proyectos hasta ahora comienza por Momentum, esas imágenes a escala natural de pizarras de las que nos hablaba, encontradas en Universidades internacionales especializadas en mecánica cuántica (Oxford, Cambridge, Harvard MIT, CERN…). Las fotografió durante tres años, justo después de ser escritas, en los despachos de los físicos o en aulas vacías, con cámaras de gran formato y convirtiendo sus ecuaciones, crípticas para los profanos, en patrones abstractos de línea y color. Al exponerlas en un contexto muy distinto del que proceden, sin marcos, adquieren significados y lecturas nuevos; pierden su sentido documental, o pedagógico, para sugerir paisajes, terrestres o espaciales: Sus turbias superficies nos recuerdan a la pintura abstracta de mitad de siglo. Se presentaron fuera de contexto, frontalmente, desnudas. Las dinámicas formas abstractas de las marcas de la tiza o los borradores pueden hacer alusión al poder del gesto individual, incluso a un anhelo hacia lo sublime: algo inexpresable, que va más allá de los límites del lenguaje.
Hay que recordar que la mecánica cuántica implica el estudio de la física de lo microscópicamente pequeño, cuyas fórmulas se expresan en términos abstractos. Por eso la elección de Guijarro: El hecho de que sean fotografías añade nuevos significados a la ecuación. Cada imagen graba las huellas físicas de un movimiento mental, la velocidad, la repetición, el énfasis de gestos individuales que sugieren una particular línea de pensamiento. Incluso cada pizarra parece ser un rastro de algo perdido; cada fotografía es un registro de algo posteriormente borrado o difuminado hacia la nada, actuando como la propia mente cuando intenta absorber lo complejo.
Contando con la colaboración ya no de Universidades, sino de museos, trabajó el artista en Lead (Plomo): en los departamentos de conservación y colecciones del Museo Prado, el Louvre y la National Gallery, escaneó radiografías e imágenes ultra-violeta de obras bien conocidas. La aplicación de esa técnica (científica) conlleva en ellas cierta pérdida de aura y el desvanecimiento de su referente: Monocromático y enérgico, el resultado de las fotografías posee un poder gráfico extrañamente sugerente.
El título de la serie, LEAD, se refiere a la presencia del metal en la pintura de los siglos XVII y XVIII. Durante el proceso de escaneado, los rayos X rebotan en los pigmentos de plomo y transforman las imágenes reconocibles en escenas de otro mundo, como si se le diera acceso al espectador a una realidad alternativa bajo la superficie de la pintura.
Time Lines, por su parte, es el fruto de tres años investigando en el archivo de la Biblioteca Nacional de España; probó cómo una apropiación alternativa de las imágenes podía derivar en una lectura diferente del pasado. Trabajó Guijarro a partir de microfilmes de periódicos publicados en la Guerra Civil: Las imágenes resultantes presentan el hueco dejado en la película por las páginas que faltan de los periódicos, debido a cuestiones de conservación.
Esta serie toma la forma de un “timeline” compuesto por 21 fotograbados. Representan los acontecimientos que tuvieron lugar entre 1933 y 1939 en España a través de lo que ya no está allí en lugar de por lo que queda. Después de años de consulta, los negativos se han erosionado. Las marcas y arañazos que aparecen en las imágenes son el resultado de esos años de uso de los rollos de película. La cantidad de marcas en cada imagen indica el interés de los investigadores por esa fecha/evento en particular. Así que la serie intenta representar esa parte de la historia, por el interés causado a lo largo del tiempo más que por el evento en sí.
Los archivos de todo el mundo han sido cruciales para determinar nuestra comprensión del pasado, pero constituyen solo una fracción del todo. Estas “fotografías” se preguntan acerca de esa parte de la Historia que por diferentes razones fue dejado de lado.
Por último se refiere el artista a 36 Views From Within, que como decíamos pudimos ver en Álvaro Alcázar hace unos meses: llevaba la mencionada decalcomania al medio fotográfico, desdibujando lo que puede parecernos tangible y lo que escapa a nuestros sentidos con ecos evidentes de la pintura japonesa. Aquellos pigmentos y químicos, sometidos a temperaturas extremas, hacían germinar delicadas composiciones a partir del contacto de negativo y papel.
Podemos seguir los pasos de Alejandro aquí: www.alejandroguijarro.com
