Ernesto Neto, la protesta y la serpiente

El brasileño expone en Elba Benítez un proyecto inspirado en sus experiencias con los Huni Kui

O protesto e a serpente

GALERÍA ELBA BENÍTEZ

C/ San Lorenzo, 11 (patio interior)

Madrid

Del 21 de noviembre de 2014 al 10 de enero de 2015

Madrid,
Ernesto Neto. O protesto e a serpente
Ernesto Neto. O protesto e a serpente

Dice Ernesto Neto que el cuerpo no miente y, quizá por eso, lo ha convertido en uno de los ejes básicos de sus trabajos de los últimos veinte años: el cuerpo humano se hace muy presente dentro y fuera de sus esculturas, por el sentido físico de las mismas y por la incorporación del propio cuerpo del espectador al sentido de cada una de sus piezas. El público es invitado a contemplarlas sin pensar demasiado, disfrutando sin ambages del goce estético de la experiencia.

De nuevo vuelve a hacernos testigos de su peculiar estética y de su empleo original de formas orgánicas en la muestra “O protesto e a serpente”, que la Galería Elba Benítez presenta hasta el 10 de enero, aunque en esta exhibición Neto apunta también hacia futuros desarrollos de su trabajo derivados de sus experiencias recientes y también de sus creeencias espirituales, y el cuerpo del que hablábamos es cada vez más, también, político, cultural y social.

DE CRUCES Y SERPIENTES

La propuesta de la sala madrileña, compuesta por obras recientes, se articula en torno a dos ejes: la protesta, entendida como reacción interna de la sociedad ante sus enfermedades y problemas, y la naturaleza, que incluye la especie humana y que para Neto representa la única tabla de salvación, de curación posible, ante esos males, representados en la exposición a través de alusiones concretas a las convulsas manifestaciones que tuvieron lugar el año pasado en Brasil y de piezas en las que se yuxtaponen porras y cruces, ambos, para Neto, instrumentos de violencia: la imagen de la cruz aquí no es la imagen de Cristo, es la imagen de los que lo mataron.

Neto habla de la protesta como herramienta importante para romper el poder del odio y la estupidez de la avaricia humana, pero que nunca nos curará, porque viene del mismo espíritu que la cruz, cruz que domina una estancia de la galería entendida desde este nuevo enfoque. El brasileño llama a la desobediencia: uno de sus dibujos clama Sea vándalo, sea héroe, y un neón junto a una cámara de gas reza Los héroes están en la calle.

En cuanto a la naturaleza, salvífica, ésta se hace presente en la exposición a través de referencias a la cultura del pueblo indígena Huni Kui, que vive en los bosques tropicales de la zona occidental de Brasil y que, gracias a su profunda comunión con el entorno, puede llevar a cabo curaciones chamanísticas que incluyen el uso de la célebre ayahuasca como medicina de carácter sagrado. Para Neto, la forma de vida de este colectivo representa la reconciliación de la tierra y el ser humano y una curación física y mental a las derivas negativas de las ideologías que rigen lo que solemos llamar mundo “civilizado”. Como el propio artista dice: la tierra es el cuerpo y la naturaleza es la cura.

De hecho, la serpiente citada en el título (una en acero preside una de las salas de Elba Benítez) no simboliza en el contexto de la producción de Neto el pecado, o el mal, sino la luz, la vida, y también para los Huni Kui una pitón representa la sabiduría.  Son constantes en la exposición las dualidades entre libertad y control, pasión y razón, entre cultura y naturaleza, pero esa carga crítica, a menudo claramente política, no le impide mantener la sensualidad de las formas, potenciada por el empleo del ganchillo, las piedras semipreciosas o la lavanda que pone olor a la muestra (uno de los lemas de Neto es Less sexy, more sensual).

 

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