El Bautizo Monstruo de Almudena Fernández Ortega

La artista sevillana presenta su primera individual en la Galería Silvestre de Madrid

Madrid,
Almudena Fernández Ortega. Aquí no hay nada, 2017
Almudena Fernández Ortega. Aquí no hay nada, 2017

La artista sevillana Almudena Fernández Ortega aborda en su obra experiencias biográficas propias de los años en que vivió en la Sierra de Aracena y la Sierra Norte de Sevilla, donde su padre trabajó como apicultor y minero; el año pasado obtuvo una de las becas de residencia para creadores de La Térmica y el primer premio MálagaCrea y desde el año pasado es representada por la Galería Silvestre, que llevó su obra a las ferias ESTAMPA y ART MARBELLA y que, a partir del 20 de enero, presentará su primera individual, en esta sala y en Madrid: “El Bautizo Monstruo”.

Es habitual en su producción que Fernández Ortega bucee en sus recuerdos familiares para trabajar en torno a los vínculos entre paisaje y memoria, reflexionando sobre cómo la mente y el tiempo transforman lugares. Se fija en elementos naturales concretos para repensarlos y transformarlos, convirtiendo sus pinturas en narraciones de vida que tienen lo anecdótico como punto de partida y que conceden espacio a la imaginación y el sueño.

Pero en las obras que ahora exhibe la Galería Silvestre, en su nueva sede de Doctor Fourquet 21, no es solo el paisaje, que también, sino un acontecimiento concreto que escapa a sus vivencias el recreado tanto desde el conocimiento histórico como desde la inventiva por esta artista: se trata de un bautizo civil y colectivo celebrado el 14 de junio de 1936 en el pueblo de La Nava, en la sierra onubense de Aracena. Al parecer, movilizó a toda la población de esta localidad y se le llamó “El Bautizo Monstruo” por su carácter deliberadamente anticlerical, tanto que los seis niños tocados con agua del río Múrtiga recibieron los nombres de Lenin, Libertario, Límber, Pasión, Redención y Sipenia. Les duraron poco porque dos semanas después las tropas nacionales se hicieron con la zona y hubieron de recibir otros.

En las pinturas que presenta en Madrid, Fernández Ortega recorre los lugares por donde pudo pasar la comitiva que celebró este bautizo contrario a cualquier convención y apenas conocido hoy: nos enseña los animales, casas y bosques que pudieron ver, conectándolos necesariamente con la naturaleza que ella conoció cuando vivió aquí.

Almudena Fernández Ortega. Es la hora de la raposa, 2017
Almudena Fernández Ortega. Es la hora de la raposa, 2017

Utiliza para ello una gama cromática austera, en la que da gran peso al negro y lo hace contrastar con tonalidades frías, de aire fantasmagórico o mortuorio, trayendo al presente episodios pasados que con esta palidez adquieren el carácter de leyendas nocturnas. Cuando pinta el monte y sus arbustos, las lavanderas o los monteros, lo hace buscando evocar la belleza de los lugares, pero también concediéndolos el aura alucinada o espectral de lo que es pasado más o menos lejano y vuelve a nosotros como eco espiritual.

Una de las obras expuestas en Silvestre es el cartel con el que se anunció en La Nava este bautizo peculiar, reeditado recientemente y recreado por Almudena junto a minerales y un fósil de clypeaster que remiten al entorno natural del pueblo y a su historia. Para llevar a cabo este proyecto, entrevistó, además, a quienes participaron en esa celebración, que le orientaron trazando el camino que seguiría la romería y le hablaron del espíritu del momento. Sus imágenes no transmiten la emoción festiva, pero sí reivindican la celebración y la búsqueda de alegría en contextos adversos y en el geográfico de algunos pueblos – dejados a un lado como este episodio – cuya historia y paisaje forman parte de las raíces de todos.

Almudena Fernández Ortega. Postre para el verraco, 2017
Almudena Fernández Ortega. Postre para el verraco, 2017

 

 

Almudena Fernández Ortega. “El Bautizo Monstruo”

GALERÍA SILVESTRE

c/ Doctor Fourquet, 21

Madrid

Del 20 de enero al 10 de marzo de 2018

 

 

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