Edouard Vuillard, color, litografía

La Pinakothek der Moderne muestra grabados del artista apenas expuestos

INSIGHTS INTO THE LITHOGRAPHY WORKSHOP TRIAL PROOFS AND FIRST STATE PRINTS BY EDOUARD VUILLARD

PINAKOTHEK DER MODERNE

Barer Straße 40

Múnich

Artista: Vuillard, Edouard

Del 15 de abril al 28 de junio de 2015

Munich,
Edouard Vuillard. Les deux belles-soeurs aus: Paysages et intérieurs, hacia 1899
Edouard Vuillard. Les deux belles-soeurs aus: Paysages et intérieurs, hacia 1899

Édouard Vuillard eligió desde su juventud bien las compañías: se rodeó de Maurice Denis, Pierre Bonnard o Paul Sérusier para iniciar juntos, en 1889, el movimiento nabi y proponer un nuevo estilo artístico sintetista muy inspirado en la producción haitiana de Paul Gauguin. Su mantra: reducir al máximo formas y colores y tomar la naturaleza únicamente como modelo lejano, sin recurrir a la observación directa.

Antes se había formado en la célebre Académie Julian escapando a la tradición militar de su familia y en la École des Beaux- Arts de París, pero sus obras pronto rompieron las costuras del estilo academicista. Admirador de Chardin y Sueur, tampoco Vuillard se ciñó a su actividad pictórica y, de la mano de su amigo Aurélien Lugné-Poë, productor teatral que introdujo en la capital francesa el drama simbolista, se sumergió en el ámbito de la escena y participó en la fundación del Théâtre de L’Oeuvre o colaboró en la puesta en escena de piezas como L’Intruse y Les Aveugles, de Maeterlinck, o Ubu roi, de Alfred Jarry.

Para Solness, el constructor de Ibsen, montada en abril de 1894, los decorados diseñados por Vuillard incluyen un dispositivo totalmente revolucionario de escena en plano inclinado, que se encuentra también en L’Oie.

También colaboró con sus ilustraciones con la publicación La Revue Blanche durante la década de 1890 (a ella se asoció en aquel periodo todo el grupo nabi) y fueron los editores de esta revista, los hermanos Natanson (ya decimos que Vuillard diempre estuvo bien relacionado) quienes le proporcionaron sus primeros encargos de series de paneles decorativos. La Revue dejó de editarse en la primera década del s XX, coincidiendo con el ocaso del simbolismo.

Desde su inicial fascinación por lo exótico, su tendencia a deformar la realidad en lo visible y lo invisible y su querencia por los colores planos con fines estéticos, el artista evolucionó con el tiempo hacia un mayor naturalismo, sobre todo tras el cambio de siglo.

La familia Hessel y sus amistades se convirtieron entonces en los principales clientes de sus retratos y sus paisajes, y es el primero de estos géneros el que le ha valido a Vuillard convertirse en uno de los grandes nombres de su pintura francesa de su tiempo. Obtuvieron un éxito importante sus representaciones de la alta burguesía en el ámbito doméstico, en interiores donde podemos ver reflejados los gustos y modas de aquel momento y también una cierta atmósfera inquietante, derivada quizá de sus lecturas teatrales y de su gusto por el teatro. Estas pinturas parecen dramas sintetizados. Él decía Yo no hago retratos, yo pinto a la gente en su casa; refiriéndose a la similar importancia que concedía al modelo y al espacio en que se nos presenta.

Ya a finales de su vida (falleció en Le Baule en 1940), recibió Vuillard destacados encargos de carácter público para la realización de grandes pinturas murales en el Palais Chaillot y también en la sede de la Liga de las Naciones en Ginebra. Su muerte se produjo dos años después de que el Musée des Arts Décoratifs de París le dedicase una exposición retrospectiva (Orsay le brindó otra significativa en 2003).

Ya hemos comentado que, como buen nabi, Vuillard extendió su producción más allá de la pintura: creó dibujos, litografías o ilustraciones que explicaron en parte que su obra, y el movimiento del que formó parte, alcanzaran una rápida divulgación entre todo tipo de público, también entre las capas populares de la población.

Coincidiendo con el florecimiento de la litografía en color en París a finales del s XIX, Vuillard, como Pierre Bonnard o Toulouse-Lautrec, trató de ofrecer nuevos enfoques compositivos y cromáticos al medio a partir de estampas de interiores y paisajes urbanos (precisamente los encuadres inéditos y el radicalismo cromático fueron los ejes de su obra y para algunos expertos lo convierten en precursor de la abstracción). Los doce primeros los incluyó en 1899 en el portfolio Paysages et intérieurs y podemos verlos, junto a un conjunto único de pruebas de ensayo, desde el 15 de abril hasta el 28 de junio en la Pinakothek der Moderne de Munich.

Dado que las pruebas pertenecen a una colección privada, rara vez se han mostrado al público. Si podéis no os perdáis la exposición, porque constituye una oportunidad poco frecuente de sumergirnos en el proceso creativo que da lugar a una litografía en color decimonónica.

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