Duchamp y Delvaux contra lo racional

Toyen. Mythe de la lumière, 1946 © Toyen/BUS 2013. Moderna Museet Toyen. Mythe de la lumière, 1946 © Toyen/BUS 2013. Moderna Museet

El Moderna Museet de Estocolmo y la Fondazione Magnani Rocca de Parma dedican sendas muestras a la relación de ambos artistas con el Surrealismo

Estocolmo y Parma, 01/04/2013

Continuando con su línea de establecer diálogos entre la producción de Duchamp y la de artistas y movimientos representados en sus colecciones, el Moderna Museet de Estocolmo presenta, hasta enero de 2014, “Surrealism & Duchamp”, muestra que analiza la relación del creador de ready-mades como Roue de bicyclette (1913) y Botellero (1914) con la obra de artistas surrealistas que en las décadas de los veinte y los treinta, influidos por el incipiente psicoanálisis puesto en marcha por Freud, trataron de abrirse a los lados oscuros de la mente humana.

El centro sueco cuenta con unos excepcionales fondos de arte surrealista, con obras de Salvador Dalí, Joan Miró, Meret Oppenheim, Giorgio de Chirico, Hans Arp, Dorothea Tanning o Max Ernst, incluyendo, además de pinturas y esculturas, objetos surrealistas, fotografías y films dedicados a la revelación del subconsciente; a la disolución, en una suerte de super-realidad, de sueño y realidad, y a la liberación de los individuos de unos cánones sociales que estos creadores equiparaban a una camisa de fuerza.

Salvador Dalí. The enigma of Wilhelm Tell, 1933 © Salvador Dalí, Fundación Gala-Salvador Dali/BUS 2013

Salvador Dalí. The enigma of Wilhelm Tell, 1933 © Salvador Dalí, Fundación Gala-Salvador Dali/BUS 2013

No fue casual que André Breton se apropiara de Duchamp (como también hizo con Picasso) para su causa surrealista, aunque ninguno de los dos se vincularan de motu propio a este movimiento. A menudo se considera que el Surrealismo es hijo del Dadá, pues el poeta parisino, quien en un principio defendió ardientemente los principios de esta última tendencia, se desapegó de la misma a comienzos de los años veinte y, a partir del legado de Duchamp, trató de incorporar algunos de los conceptos psicoanalíticos de Freud al Dadaísmo, haciendo hincapié en el papel del inconsciente en el comportamiento humano.

Por su parte, la Fondazione Magnani Rocca de Parma también se vuelve surrealista hasta junio y ha poblado las estancias de Villa dei Capolavori de los, en su momento escandalosos, lienzos de Paul Delvaux, artista que alcanzó su consagración con una retrospectiva que Ostende le dedicó en 1962 y que estuvo vetada para visitantes menores de dieciocho.

Paul Delvaux. Les courtisanes, 1944

Paul Delvaux. Les courtisanes, 1944

Fabulador del inconsciente, Delvaux consideró sus mentores a Giorgio de Chirico y René Magritte. Su muestra en Parma puede contemplarse hasta el 30 de junio y explora los enigmas surrealistas de sus trabajos, pese a que el artista negó circunscribirse a este movimiento, bautizando su estilo como realismo poético. Veremos cerca de ochenta trabajos estructurados temáticamente (en paisajes, ferrocarriles, parejas, obras ligadas al eterno femenino, al arte clásico o esqueletos) y expuestos junto a obras de los citados Magritte y de Chirico, y de Max Ernst o Man Ray.

Las pinturas de Delvaux parecen situar al espectador ante alegorías oscuras carentes de un código que pueda descifrarlas y sus marcos se sitúan ante nosotros como fronteras entre nuestro mundo y otro desconocido con el que somos responsables de establecer, o no, comunicación. El artista, fallecido en 1994 siendo casi centenario, estudió arquitectura y pintura en Bruselas, y se le vincula al Surrealismo por los aparentes fallos de la lógica en la estructura de sus obras, las incoherencias, la brisa suave de locura que impregna cuerpos, espacios y perspectivas que nos presenta en calma aparente.

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