Tres décadas detrás de un Friedrich clave

La Galería Nacional danesa adquiere Después de la tormenta

Copenhague,
Caspar David Friedrich. Después de la tormenta, 1817. Galería Nacional de Dinamarca
Caspar David Friedrich. Después de la tormenta, 1817. Galería Nacional de Dinamarca

La Navidad ha llegado algo anticipada a la Galería Nacional de Dinamarca: el apoyo económico de la Fundación Augustinus, la Fundación Aage y Johanne Louis-Hansen y la Fundación AP Møller y Chastine Mc-Kinney Møller ha permitido a este museo de Copenhague adquirir Después de la tormenta, una obra clave del pintor romántico alemán Caspar David Friedrich.

Incorporar a este artista a las colecciones del centro era un sueño antiguo de su director, Mikkel Bogh, un entusiasta  del pintor alemán más significativo de la primera mitad del s XIX y de su visión de la naturaleza, a un tiempo detallista y visionaria, fruto del enfoque espiritual y religioso con el que este artista siempre se acercó al paisaje. No obstante, la compra de esta pieza, una de sus pinturas más célebres, ha sido una feliz casualidad con un intrincado relato detrás: es rara la ocasión en que las obras de Friedrich salen al mercado y, más excepcional aún la ocasión en que se pone a la venta un trabajo de la importancia de Después de la tormenta. En el último cuarto de siglo, solo cinco trabajos del alemán han sido subastados, y cuatro de ellos pasaron a formar parte de los fondos de grandes museos internacionales: el Getty, el Louvre, el Metropolitan y la National Gallery de Washington.

En Después de la tormenta representó Friedrich un barco al que el temporal ha desviado de su camino colisionando con unas rocas que son su problema y su salvación, porque incrustan la nave en terreno firme. El alemán pintó muy a menudo barcos en el mar, seguramente manejándolos como símbolo del viaje de la vida. Se ha interpretado que esas rocas providenciales aluden a la salvación a través de la fortaleza de la fe.

TREINTA AÑOS TRAS EL BARCO QUE NO LLEGA A NAUFRAGAR

La pintura, como anticipábamos, se fecha en 1817, coincidiendo con la etapa de madurez del creador romántico, a la que se adscriben sus obras más significativas. Probablemente se trate de una prefiguración de El mar de hielo, que llevó a cabo siete años después, y se inspirase en el paisaje de la costa de Rügen.

La parte posterior del marco nos aporta información importante: contiene un sello de cera que indica que Después de la tormenta perteneció, ya en vida de Friedrich, a una familia de Dresde apellidada Bongardt. En sus manos sabemos que estuvo hasta 1956; su propietario más reciente se hizo con ella a finales de la década de los ochenta y la mostró en 1987 al público en la Galerie Arnoldi-Livie de Múnich.

El que entonces era director de la Galería Nacional de Dinamarca, Villads Villadsen, tuvo intención de adquirirla para la colección del centro ya en aquel momento, pero no pudo ser por cuestiones de presupuesto. Desde entonces la pintura no se ha vendido, y ha sido una suerte, porque durante veinticinco años ha podido contemplarse en la Neue Pinakothek gracias a que su dueño decidió prestarla. También los visitantes de la Galería Nacional danesa pudieron conocerla de cerca en una ocasión: fue en 1991, cuando formó parte de una exposición que exploraba la relación de Friedrich con Dinamarca.

En 2012 un supuesto galerista danés contactó con los responsables de la Galería Nacional ofreciéndoles la compra de esta pintura en concreto. Fue un fraude

La historia de la materialización de aquel deseo de tres décadas de que Después de la tormenta se exhibiera en Copenhague definitivamente es larga y no exenta de rarezas. En 2012 un supuesto galerista danés contactó con los responsables de la Galería Nacional ofreciéndoles la compra de esta pintura en concreto, pero el museo no pudo determinar si sus intenciones eran buenas y si tenía la pintura en su poder o era un intermediario. Tampoco el precio exacto de la obra. Aquel mismo individuo, tiempo después, les aseguró que había sido vendida a un museo americano.

Pero Kasper Monrad, comisario jefe de la Galería Nacional, comprobó semanas más tarde –con alivio- que no había abandonado su pared en la Neue Pinakothek. Los dueños de la pintura le aseguraron que nunca habían entablado relación con ningún intermediario y que no tenían intención de vender Después de la tormenta, pero que se acordarían del centro danés si cambiaban de opinión.

Y, ahora sí, por fin, lo han hecho. Buscadla en la Sala 217 E, donde se muestra junto a pinturas de J.C.Dahl y de otros paisajistas románticos.

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