David Bailey y el encanto ajeno

El PAC milanés acoge su retrospectiva Stardust

Milán,
David Bailey. Andy Warhol
David Bailey. Andy Warhol

Tras su paso por la National Portrait Gallery de Londres el pasado verano, acaba de aterrizar en el PAC. Padiglione d’Arte Contemporanea de Milán “Stardust”, una exhaustiva retrospectiva de David Bailey compuesta por tres centenares de sus fotografías, en su mayor parte retratos íntimos de celebridades como Meryl Streep, Nicholson, Kate Moss, Warhol, los Beatles o los Rolling Stones e imágenes de moda, salpicadas por algunos paisajes, escenas callejeras para el recuerdo y también de retratos de personajes anónimos con un encanto especial. La mayoría son piezas de estudio realizadas en blanco y negro, limpias, intensas y reveladoras.

Fotógrafo de iconos, por cercanía y por carácter propio él mismo se ha convertido uno: representó como nadie el espíritu del Swinging London y ha asegurado que nunca ha disfrutado trabajando en el ámbito de la moda (pese a que desde 1960 tiene contrato exclusivo con Vogue) y que detrás de su éxito no hay suerte sino constancia.

Nacido en 1938 en Londres, Bailey comenzó a trabajar como asistente de fotógrafo tras alistarse en las Fuerzas Aéreas y en los sesenta tuvo en la muy joven modelo Jean Shrimpton su primera musa. Aquellas primeras imágenes les supusieron el éxito a ambos y también abrieron el camino a un nuevo estilo de fotografía publicitaria (menos estática, más abierta y natural) y a un nuevo modo de entender la belleza, despojado de reglas.

Miembro, junto a Brian Duffy y Terry O´Neill, desde sus comienzos ha publicado cerca de una treintena de libros y en su obra (incluyendo trabajos de fotoperiodismo y portadas de discos) asistimos a la evolución social y estética que hemos conocido en el último medio siglo, pese -o no pese- a que abandonó la educación reglada a los quince años lastrado por una dislexia que no se le diagnosticó hasta los treinta. El fotógrafo que inspiró el filme más célebre de Antonioni, Blow-Up, defiende la magia de lo analógico frente a la fotografía digital que permite borrar errores, y por tanto, dice, borrar el misterio.

“Stardust”, más un espectáculo que una exposición, incorpora algunas imágenes recientes y se estructura en bloques temáticos correspondientes a los oficios de sus retratados: actores, escritores, músicos, cineastas, diseñadores, modelos, artistas y desconocidos que encontró tanto en sus viajes por el Este de África, Papúa Nueva Guinea, Australia, Nueva Delhi y el Naga Hills como en su entorno cercano: el East End de Londres.

A esta exhibición milanesa, abierta hasta el 2 de junio, se han sumado cerca de cincuenta fotografías más de las que integraban su exposición en Londres. Han sido escogidas por el propio Bailey, que por todo consejo para principiantes, da el más básico de todos: he trabajado duro. Cuanto más duro trabajes, más suerte tendrás.

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