Damián Ortega y la razón tras la ironía

HangarBicocca presenta su primera exposición en Italia

Casino

HANGARBICOCCA

Via Chiese, 2

Milán

Del 5 de junio al 8 de noviembre de 2015

Madrid,
Damián Ortega. Casino
Damián Ortega. Casino

Hasta noviembre podemos ver en el HangarBicocca milánés una celebrada muestra de Juan Muñoz, pero, en paralelo a ella, este centro dirigido por Vicente Todolí presenta, desde el 5 de junio y hasta noviembre, “Casino”, la primera exposición en Italia dedicada al artista mexicano Damián Ortega. Constará de diecinueve obras, de pequeña y gran escala, entre esculturas, instalaciones y vídeos, así como de una performance, titulada Moby Dick, que tendrá lugar un día antes de la inauguración, el 4 de junio.

En los últimos veinte años, Ortega ha buscado lograr una reformulación personal de las esencias de la escultura, basándose en la agregación y la deconstrucción como métodos de trabajo y colocando las transformaciones de la materia, que equipara con la energía, y las relaciones entre espacio, escultura y arquitectura en el centro de sus investigaciones.

DESCOMPONER CON ARREGLO

La obra de Ortega quiere ser espejo de un universo que él concibe como sistema extremadamente complejo cuyo funcionamiento escapa al control humano, y está plagada de ironía, de sarcasmos que esconden múltiples significados. Interesado por la calidad escultórica de los objetos, se apropia de materiales de uso cotidiano o recuperados, como coches, pelotas de golf, ladrillos, tortas, botellas y barriles de petróleo, o picos y herramientas, que altera y deconstruye con el fin de desvelar sus componentes ocultos y sus aspectos más simbólicos e irreverentes, pero sin llega a alterar su forma definitiva. Su descomposición puede rearmarse, es provisional, no atenta contra la naturaleza original de las cosas.

Así procedió con un Volkswagen Beetle, al que dedicó una trilogía de obras que se expone al completo en HangarBicocca. En una de ellas (Cosmic Thing, de 2002) descompuso sus componentes, prácticamente a uno a uno, para mostrarlos como si hubieran explotado en el espacio recreando su forma. Los otros dos proyectos de la trilogía son el film Escarabajo, de 2005, para el que el mexicano enterró el coche en el lugar donde se fabricó, y la citada performance Moby Dick, de 2004, en la que entablaba una contienda física con un viejo Beetle blanco.

Damián Ortega. Casino
Damián Ortega. Casino

Su escepticismo respecto a la tendencia a confiar ciegamente en las innovaciones tecnológicas llevó al artista a presentar sierras, picos y rastrillos como una colección de paleotecnología en Controller of the Universe (2007) y su fijación por la estructura de la materia y los mecanismos de su transformación queda clara en Estratigrafía 4, de 2012, cuya forma recuerda a la de un fósil.

Desafiando los límites de lo absurdo, puso en marcha Ortega propuestas pseudocientíficas como Elote clasificado (2005), obra para la que numeró los granos de maíz de una mazorca seca o Hollow/Stuffed: market law, más reciente, una réplica de un submarino creado con bolsas de plástico biodegradables llenas de sal que se nos muestra colgado del techo mediante cables de acero.

Las creaciones de Ortega pueden percibirse como alegres e imaginativas y permiten al observador interactuar con ellas, imaginando varios modos de armar y desmontar sus esculturas.

El mexicano inició su trayectoria como caricaturista político para revistas y diarios mexicanos, satirizando acciones gubernamentales y discursos políticos, y aunque no lo parezca, aquel trabajo tiene cierta incidencia en su producción posterior. Dibujando advirtió cómo el entorno influye en el individuo y cómo los individuos influyen en la sociedad, así que decidió evidenciar en sus trabajos la importancia que otorga a la relación entre individuo y sociedad. En más de una ocasión ha afirmado que sus piezas no son objetos aislados, sino una respuesta al funcionamiento de la sociedad y a la actividad política.

 

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