Se forma en la Academia de Bellas Artes de Florencia, con Domenico Trentacoste, enseñando escultura en la Scuola d´Arte di Villa Reale (Monza) entre 1929 y 1940. A finales de los años veinte se une al grupo toscano del novecento, realizando durante los treinta numerosos viajes por Europa y Estados Unidos que le dan a conocer los diferentes movimientos de vanguardia. Su obra sintetiza con maestría lo arcaico con lo poético del renacimiento, de la antigüedad clásica y de la Edad Media, plasmándolo en tres temas fundamentalmente: caballo, jinete y figura femenina. Los dos primeros se van fundiendo poco a poco en una misma figura, como portadores de una energía interna o de una fuerte carga simbólica que, sin duda, roza lo trágico tal y como se observa en El Milagro o en Jinete monumental (1957 1958). En cuanto a sus figuras femeninas es su Pomona (de la que existen diferentes versiones) la obra que mejor recoge la fuerza y el vigor de este artista. Destaca también como retratista y es, junto con su compatriota Manzú, una de las figuras creadoras de escultura contemporánea más importante.