Se forma en Francia en contacto con las nuevas corrientes renacentistas italianas. Su estilo deriva en muchos aspectos del de Miguel Angel y se caracteriza por la monumentalidad y el predominio de formas agitadas, y figuras expresivas y patéticas en las que muestra su capacidad para la representación anatómica. Tras diversos encargos realizados en León y Salamanca, en 1540 se establece en Valladolid. Aquí realiza una de sus mejores obras: el Santo Entierro (1541 – 1544), Museo Nacional de Escultura, Valladolid, en la que siete figuras de tamaño natural se enlazan patéticamente en un semicírculo. También en Valladolid, contrata una de sus obras más espectaculares: el retablo de la capilla de los Benavente, en Santa María de Medina de Rioseco (1557). En su última etapa las tendencias dramáticas se acentúan y es su hijo, Isaac Juni, el encargado de difundir el estilo de su padre por Galicia, donde él desarrolla parte de su actividad.