Arte y vida en Tania Mouraud

El Pompidou y otros nueve centros de Metz dedican a la artista su primera gran exposición monográfica

Metz,
Tania Mouraud
Tania Mouraud

Pocas noticias hemos tenido fuera de Francia de la trayectoria de Tania Mouraud, una artista francesa que inició en los sesenta una obra multidisciplinar caracterizada por su compromiso social y por invitar a los espectadores a cuestionar su identidad y la del entorno en el que se mueven. Autodidacta, comenzó muy joven a pintar y, algo más tarde y tras quemar aquellas pinturas iniciales en un gesto que definía su rebeldía, a presentar sus Initiation rooms, espacios dedicados en exclusiva a la introspección. Ya en los setenta, movida por su interés por la filosofía y su constante voluntad analítica, inició proyectos que estudiaban las implicaciones íntimas de las palabras y de la tipografía.

En ese mismo periodo, comenzó a trabajar en el medio fotográfico y a finales de los noventa creó sus primeros videos, que exploraban temas como el duelo, la angustia y la responsabilidad personal ante el mundo; más tarde, ya en los 2000, llegarían sus performances e instalaciones videográficas. Ha combinado siempre la influencia de la producción de figuras tutelares de la historia del arte con las referencias a su historia personal y la heterogeneidad de su obra se explica por el vehemente rechazo de esta creadora a las jerarquías, también las relativas a las barreras entre alta y baja cultura.

Entre sus referencias fundamentales podemos citar al Grupo Zero, a Yves Klein, al grupo Art & Language y también a Virginia Woolf, cuya novelada habitación propia enlaza inevitablemente con las Initiation Rooms.

Mouraud ha investigado a fondo los vínculos entre quien contempla (el vidente), el acto de ver y el objeto visto y en su obra de 1997 Seeing jugó con la emergencia de la pieza en un fondo blanco de modo que pudiera percibirse sólo gracias a la observación detenida de un juego de sombras y texturas. Podría considerarse que su empleo, nada temprano, del video, se debió a la dicotomía que plantea este medio entre percepción y experiencia y al despliegue en este tipo de trabajos de las cualidades específicas de la grabación: sonido e imagen tienen en él la misma importancia.

Hasta el próximo 27 de junio, el Pompidou de Metz le dedica una retrospectiva sin precedentes que hará hincapié en la independencia creativa de la parisina, ajena por principio a modas y corrientes dominantes, y que contará con trabajos en todo tipo de formatos (pinturas, fotografías, instalaciones, performances, videos y arte sonoro) con el nexo común de ahondar en las relaciones entre arte y vida, entre arte y sociedad, de ahí que en 1968 propusiese instalar, junto a las habitaciones standard de nuestras viviendas, esos espacios de meditación que contribuyesen a dar la vuelta a una cultura que prima el tener sobre el ser.

La muestra cuenta con aproximadamente setenta trabajos, varios de ellos de la colección personal de la artista, incluyendo la presentación, por primera vez juntas, de todas sus Initiation Rooms, destacando sobre el resto la recreación de la primera, One more night (1970), que pudo verse originalmente en la Galerie Rive Droite de Jean Larcade, en París.

Tania Mouraud. One more night, 1969-1970
Tania Mouraud. One more night, 1969-1970

El Pompidou no es el único espacio de Metz que alberga esta exposición, que se completa con presentaciones en nueve centros más: la Galerie d’Exposition de l’Arsenal, la Chapelle des Templiers, Saint-Pierre-aux-Nonnains, Faux Mouvement – Centre d’art contemporain, Frac Lorraine, el Musée de La Cour d’Or – Metz Métropole y las Galeries Toutouchic y Octave Cowbell.

 

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