Arte y Multitudo. Ocho cartas, Toni Negri

“A través del arte el poder colectivo de la liberación humana prefigura su destino” En tiempo de crisis económica, política, ética, social.

Autor: Toni Negri
Título: Arte y Multitud. Ocho cartas
Editorial: Trotta
Colección: Mínima Trotta
Edición: Madrid, 2000
Número páginas: 96
Precio: 9,00 €

.. los textos de este intelectual ligado al marxismo que fue encarcelado durante años por sus ideas en su Italia natal y exiliado como refugiado político en Francia; toman si cabe, más sentido que cuando fueron escritos, hace ya más de 20 años. A través de estas correspondencias, Negri rescata reflexiones de Lyotard, Burke, Kant, Heidegger, Wittgenstain, Bataille, Derridá, Deleuze o Foucault. Nombres que le han enseñado a confiar en una superación del absurdo y vacío posmodernos mediante la reconstrucción con los hilos de la historia, del verdadero sentido de la vida y el verdadero significado del arte. En un tiempo en donde el mercado en palabras de Negri, es el vértigo de la sordidez, es necesario el paso a lo ético, un construir un mundo sensato, un encontrarse con el verdadero ser a través de la imaginación y la práctica, en el sentido más creativo y fértil del ser humano. Ocho cartas escritas la mayoría en 1988, para tratar vigorosamente temas como lo abstracto, la posmodernidad, lo sublime, el trabajo colectivo, lo bello, la construcción, el acontecimiento y el cuerpo en una tentativa de poner de relieve su creencia en el poder del arte como anticipador de los movimientos sociales, de las transformaciones de lo humano. Así se reclama desde el texto, la irreductibilidad poética de la cooperación social productiva. La multitudo deja de ser una masa maleable para convertirse en una colectividad de productores de belleza que crean y construyen o mejor, reconstruyen el mundo. Toni Negri ( Padua, 1933), referente vivo del pensamiento crítico contemporáneo, se licenció en Filosofía en la Universidad de Padua. Tras formarse en las principales universidades europeas, impartió clases en su ciudad natal y tras su exilio a Francia, en la universidad París VIII, donde fue nombrado miembro del Collège International de Philosophie.

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