El hilo de la vida de Esther Ferrer

El Reina Sofía revisa sus performances desde los sesenta

Madrid,

Veintiún años después de que el Museo Reina Sofía repasara la trayectoria del grupo Zaj, en la que fue, no su primera muestra dedicada al arte performativo, pero quizá sí la más completa hasta entonces, el centro presenta ahora en el Palacio de Velázquez un repaso, fundamental en el fondo y ligero en la forma, de la trayectoria de Esther Ferrer, que formó parte de aquel colectivo y que compartió con sus miembros inspiración en John Cage, el compositor que abrió las puertas al azar en sus obras musicales y consideró que el arte no es algo que pueda hacer solo una persona sino un proceso que puede ser puesto en movimiento por muchos.

Aunque a Cage, como a Zaj y a Esther Ferrer, más que lo aleatorio, que también, les ha interesado trabajar con la capacidad de cualquier creación artística de generar múltiples variaciones, propias y ajenas: unos y otros encontraron en esta actividad, y hoy lo ha recalcado la artista vasca, un espacio de libertad, el único en el que todo está permitido y nadie más toma las decisiones.

Esther Ferrer. Diálogo ZAJ, 1983. Archivo Esther Ferrer
Esther Ferrer. Diálogo ZAJ, 1983. Archivo Esther Ferrer
Esther Ferrer. Piano Satie, 2017
Esther Ferrer. Piano Satie, 2017

La exhibición del Palacio de Velázquez, comisariada por Laurence Rassel y Mar Villaespesa, recoge una selección de performances en las que ha trabajado en los últimos cincuenta años a través de documentación (instrucciones, partituras) y material visual, y en algunos casos también a partir de la recreación de las propias piezas, que serán puestas en marcha por mediadores instruidos por Ferrer para desarrollarlas y también por ella misma. En los escritos donde explica cómo activar sus propuestas deja siempre espacio para la impronta personal de quien las inicie, detallando que puede realizarlas una persona o varias y especificando que, como reza el título de la muestra, todas las variaciones son válidas, incluida esta.

Junto a este universo performativo y azaroso, podemos contemplar también algunos de sus objetos, como Juguetes educativos, donde vincula guerra y testosterona, o el Piano Satie, producido específicamente para la exposición. Con él se tocará Le fils des étoiles, compuesta por el francés para teatro y una de las piezas preferidas de la artista, que concibe la música como arte del tiempo y la enlaza con su producción en ese sentido (por eso llama también partituras a algunas de sus instrucciones para performances).

Para Borja-Villel, los elementos distintivos de la obra de Ferrer respecto al colectivo Zaj, que cesó su actividad prácticamente coincidiendo con aquella muestra en el Reina en los noventa, son su manejo del tiempo, transmitido a través de movimientos repetitivos en series en los que introduce lo imprevisto, jugando con la ruptura de lo sistemático, y también su tratamiento del espacio: son muchas las maquetas expuestas (Proyectos espaciales) y la propia disposición de las obras en las salas del Palacio tiene más que ver con lo performativo que con las exhibiciones de escultura.

Las comisarias se enfrentaron, de hecho, al reto de convertir un espacio con connotaciones escultóricas en este caso en un dispositivo recitado, en palabras del director del MNCARS, sutil y susceptible de ser analizado por la mente.

Ferrer no cree en pasados y presentes cerrados en el proceso artístico sino en un presente continuo, una sucesión de presentes

Esther Ferrer. Juguetes educativos (desvío de la pornografía al servicio del arte), proyecto de 1968 desarrollado desde 1979
Esther Ferrer. Juguetes educativos (desvío de la pornografía al servicio del arte), proyecto de 1968 desarrollado desde 1979

Como veis, el espacio y el tiempo vertebran “Todas las variaciones son válidas, incluida esta”, pero era obligado que la muestra recogiera obras sobre la fragilidad, el humor -Esther dice trabajar con el absurdo para intentar entenderlo- y propuestas representativas de su constante activismo en favor de las mujeres.

Aunque los proyectos se fechen desde los sesenta, su realización continúa siendo variada y transformada por Esther: no cree en pasados y presentes cerrados en el proceso artístico sino en un presente continuo, una sucesión de presentes.

Ella dice haber encontrado en esta muestra un hilo de su vida y de sus horas de equívocos y correcciones: su trayectoria organizada y hecha digerible. El espectador también tendrá esa sensación, porque aquí se exhiben las muy biográficas series de fotos El tiempo pasa (los días), Autorretrato en el espacio y Autorretrato en el tiempo; en esta última ensambló imágenes simétricas de su rostro correspondientes a distintas etapas de su vida, un modo alternativo de representar el tiempo respecto a sus performances.

Vista de sala de la exposición "Todas las variaciones son válidas, incluida esta" en el Palacio de Velázquez
Vista de sala de la exposición “Todas las variaciones son válidas, incluida esta” en el Palacio de Velázquez

Se ha buscado que quien visite hasta febrero el Palacio de Velázquez, de 11:00 a 17:00 horas, acceda a un campo de juego, a un espacio de potencialidades en el que los objetos que encuentre sean piezas de uso, y que, con la ayuda de los mediadores, pueda introducir sus propias variaciones en las performances de Ferrer, una declinación más entre todas las posibles. Porque, en palabras de Ferrer, para hacer acciones no necesitas más que la voluntad de hacerlas, a partir de ahí te lo inventas todo: la técnica, la definición, la teoría (si la necesitas) … Es el arte más democrático que existe.

No podemos decir que sea una exposición fácil, pero sí apta para la percepción y el recorrido libre del espectador, con espacios suficientes para el recorrido tranquilo y una sutilidad dominante que hace que quede a nuestra elección detenernos más o menos. Según la propia Ferrer: nada exige nada, hay aire y sensación de libertad.

Libertad cuya búsqueda hizo seguramente a la artista decantarse por la performance tras trabajar con pinturas, dibujos, instalaciones, fotografías y objetos. Hoy ha contado que, en su opinión, este género está vivo, todas sus definiciones son aptas y no tiene por qué disecarse. También que ha detectado que, si en sus inicios la performance intentaba alejarse lo más posible del teatro y este se dejaba influir por ella, hoy ocurre lo contrario y tiene consecuencias: la teatralización de la performance conlleva la teatralización del público y todo ello coincide con una época dominada por el conformismo.

En cuanto a la institucionalización de la performance (su entrada en los museos), no la entiende como negativa sino como generadora de cambios: se considera ya arte y no otra cosa indefinida, pero las prácticas performativas se hacen más normativas y pierden posibilidades los proyectos independientes.

 

Esther Ferrer. Poema de los números primos, años 80. Archivo Esther Ferrer
Esther Ferrer. Poema de los números primos, años 80. Archivo Esther Ferrer

 

Esther Ferrer. “Todas las variaciones son válidas, incluida esta”

PALACIO DE VELÁZQUEZ

Parque del Retiro, s/n

Madrid

Del 26 de octubre de 2017 al 25 de febrero de 2018

 

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