Abel Martín y la serigrafía original

El MACA alicantino exhibe su obra personal

Alicante,

¿Para qué habría de añadir algo que no dejaría de ser literatura? Sé mi oficio. Detrás no hay nada. Si alguien lo dice no es verdad. ¿Intuición, creación, arte en mi oficio? Me ajusto. Un original, bueno o malo, y ya está todo. La serigrafía es ese original. No puede ser ni mejor ni peor. Es el mismo. Bueno o malo. Nada depende de mí. Lo recibo y lo transcribo. No hay ningún mérito aparte de ese oficio. Podría buscarse. Otros lo hacen.
Abel Martín. La serigrafía, sólo oficio, en Guadalimar, Año 2, nº 17, 10 de noviembre de 1976.

Nacido en la localidad turolense de Mosqueruela en 1931, Abel Martín fue transportista y soldador antes de acudir a París, en 1958, para buscar nuevas actividades en las que desplegar sus inquietudes. Allí conoció a Eusebio Sempere, con quien aprendería en Francia, en el taller del cubano Wilfredo Arcay y en pasos “lentos y cuajados de secretos”, la técnica de la serigrafía, y ambos formaron tándem creativo duradero: a su regreso a España, desde 1960, desarrollaron muy bellos ejemplos de estos grabados, puestos al servicio, asimismo, del espíritu abstracto que dominó la trayectoria del alicantino.

En un principio, ambos desarrollaron estas obras mano a mano y, con el tiempo, solo Martín se encargaría de los procesos técnicos, hasta convertirse en una figura muy relevante en la reproducción del arte contemporáneo en nuestro país. Los dos estaban convencidos de que la obra gráfica no debía recibir menor consideración que la original y que podía desempeñar un papel fundamental en la difusión de la abstracción en un público amplio; abrieron, por ello, taller en Madrid y atrajeron, a partir de su maestría en la elaboración de un libro con texturas de arenas de Lucio Muñoz, a los artistas vinculados al Museo de Arte Abstracto de Cuenca, esto es, a Antonio Saura, Fernando Zóbel, José Guerrero, Manuel Millares, Hernández Mompó, Gustavo Torner o Gerardo Rueda.

Las serigrafías de Sempere estampadas por Martín no son poco conocidas, y no cabe duda del oficio demostrado en ellas por el de Teruel; también sabemos que estampó para un buen número de autores (se desconoce el número exacto de imágenes), pero no han tenido el mismo eco los grabados realizados por Abel como artista autónomo: son pocos y los llevó a cabo durante cuatro años (entre 1968 y 1972), manteniendo la pureza de su lenguaje geométrico. Algunas de esas piezas forman parte de “Abel Martín en el contexto geométrico de la Colección Arte Siglo XX”, muestra que puede verse en el MACA y que cuenta con obras donadas por Florencio Martín y otras depositadas por la Colección Ars Citerior Comunidad Valencia.

"Abel Martín en el contexto geométrico de la Colección Arte Siglo XX". MACA, Alicante
“Abel Martín en el contexto geométrico de la Colección Arte Siglo XX”. MACA, Alicante

En esos cuatro años, trabajó en una veintena de piezas estructuradas en tres carpetas, de inspiración matemática y musical: las tituló Metempsicosis (con textos de Tomás Marco); Musical (con texto de Enrique Delgado y seis partituras) y Redes (con un cuento de Florentino Briones). Además, llevó a cabo algunas serigrafías sueltas, varias también expuestas en Alicante y todas ellas dominadas por el despliegue geométrico sobre planos o curvas conforme a códigos muy próximos a los entonces desarrollados por el Centro de Cálculo de la Universidad de Madrid; hay que recordar que Martín participaba en los seminarios que ese Centro organizaba y que siempre consideró la colaboración entre artistas como método creativo transversal y enriquecedor para el que hace y el que contempla.

En Metempsicosis, estampada sobre papel negro, se acercó a las matemáticas a través del ritmo, la introducción de las formas geométricas y el diálogo del color y los fondos oscuros; los textos de Marco que la acompañan, además, contienen referencias filosóficas y psicológicas y juegos de palabras y definiciones sobre los términos que dan título a cada estampa. Musical se basaba en la composición digital, cuando la aplicación de las computadoras a las artes suponía una fuente de inesperados hallazgos estéticos y compositivos y Redes consta de media docena de obras. Todas ellas, en último término, podemos estudiarlas hoy en el marco de los parámetros del arte óptico y destacan por su cromatismo plano y matizado y por los vínculos que ya presentaban con un entonces incipiente diseño gráfico de origen digital.

Sobre Redes, decía Briones: Las seis redes en que se basaban las serigrafías eran pleremáticas, es decir, tales que su ley de formación era capaz de cubrir homogéneamente todo el plan. Las cuatro primeras eran monomorfas, con mallas triangulares, rectangulares, pentagonales y hexagonales, respectivamente. La quinta, bimorfa, estaba constituida por pentágonos y rombos. Las mallas de la sexta, también bimorfa, eran triángulos curvos de dos tipos diferentes.

Tras la muerte de Sempere en 1985, y hasta la suya propia en circunstancias extrañas en 1993, Martín, como responsable del legado del de Onil, se esforzó en la difusión de su producción como buen conocedor de las posibilidades de la gráfica aplicada a la abstracción.

"Abel Martín en el contexto geométrico de la Colección Arte Siglo XX". MACA, Alicante
“Abel Martín en el contexto geométrico de la Colección Arte Siglo XX”. MACA, Alicante

 

 

 

“Abel Martín en el contexto geométrico de la Colección Arte Siglo XX”

MUSEO DE ARTE CONTEMPORÁNEO DE ALICANTE. MACA

Plaza de Santa María de Alicante, 3

Alicante

Hasta otoño de 2021

 

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